24 ene 2011

Falta de educación sexual

Era una joven señora de 20 años de edad con un historial de tres tentativas de suicidio aparentemente sin motivo alguno, lo que indujo a su esposo a consultar al médico suponiendo que su mujer padeciera alguna enfermedad mental.

El médico entrevisto en varias ocasiones a la joven con el fin de ganar su confianza para que ésta le confesara los motivos que la llevaban a realizar tales actos.

Después de repetidas entrevistas la joven paciente confesó a su médico que había llegado a la determinación de suicidarse en 3 ocasiones porque amaba mucho a su esposo y temía que él dejara de amarla y la abandonara porque, según ella sufría una “deficiencia” sexual que no le permitía disfrutar del sexo ya que durante los dos años de matrimonio nunca había experimentado ningún tipo de emoción o placer sexual.

Intrigado por tal confesión el médico continuó conversando con la joven señora porque deseaba descubrir si tal “deficiencia sexual” era realmente algún tipo de disfunción sexual que ella padecía o si era producto de algo mas.

La paciente, que después de haber confesado su problema se sentía con más confianza prosiguió contando a su médico que había llegado al matrimonio sumida en la más completa ignorancia sexual y que sus primeras relaciones sexuales fueron efectuadas brutalmente por su esposo , lo que le produjo siempre fuertes dolores y un total repudio y miedo al acto.

Por amor y condescendencia continué accediendo a complacer los deseos de mi marido. Los dolores poco a poco se hicieron más leves y la repulsión que sentía al principio disminuyó, pero jamás experimenté ninguna sensación sexual agradable”

Y es que su esposo, el causante de haberla llevado a tal estado, cometió además la imprudencia de cuestionarla y culparla por su insensibilidad y se mostraba molesto e indignado porque lo consideraba falta de amor.

La joven mujer que era muy sensible fue sintiéndose cada vez más culpable a tal punto de ser invadida por la idea de acabar con su sufrimiento, esto la llevó a realizar las tres tentativas de suicidio. Ella se consideraba inferior, se sentía mala para la vida conyugal y no soportaba más la humillación y desconsideración de su esposo. Prefería morir antes que revelar la verdadera causa de su sufrimiento porque no deseaba perjudicarlo.

La poca pero sustancial información que la paciente reveló a su médico lo llevó a la conclusión que ella no padecía ningún tipo de disfunción sexual sino solo un trastorno emocional que podía revertirse. Que su esposo era el causante de llevarla a ese estado porque realizaba el acto sexual con mucha fuerza y rapidez sin darle tiempo a que ella se sintiera cómoda o excitada, y que lo terminaba cuando él estaba satisfecho, dejándola invadida de produndos sentimientos de soledad, vacío y desprecio hacia ella misma y hacia el acto sexual.

Fue remitida al especialista, quien con un rápido examen le demostró a la joven a pesar de lo que ella creía que la sensibilidad en su área genital si existía.

La paciente se mostró muy sorprendida al descubrir por primera vez sus propias sensaciones y lo que más le extrañaba era que la región más sensible fuera la parte superior de la vulva y no en el fondo de la vagina como su esposo le había hecho creer.

El para justificar su rudo trato le aseguraba que necesitaba penetrarla fuerte porque solo así ella podría llegar a sentir algo.

Para revertir el trastorno emocional en el que se encontraba la paciente fue necesario que con toda prudencia se revelara al marido la verdadera situación sexual de su mujer, induciéndolo a “educar” la sensibilidad de ella mediante excitaciones progresivas y suspendiendo durante un tiempo el acto sexual.

En poco tiempo ella aprendió a experimentar plenas e intensas emociones sexuales, permitiendole en este punto al esposo que ensayara el acto sexual “a pierna cerrada” para hacer más intensa la excitación de la mujer debido a la estimulación que esta posición brinda a la zona clitorídea y, recomendándole además que procurara prolongar el acto sexual hasta que la emoción sobreviniera en la mujer.

Después de algunos ensayos la situación se regularizó y pronto pudieron disfrutar de relaciones sexuales normales y satisfactorias para ambos.

Con esta sencilla pero eficaz educación sexual se logró la unificación de la pareja y la reconstitución de un hogar que amenazaba disolverse.

Con esta historia deseo nuevamente hacer énfasis en la importancia que tiene y que debería tener el conocer bien nuestros cuerpos, saber lo que nos gusta y como reacciona cada parte de nosotros a los distintos estímulos. De la misma forma debemos también explorar y descubrir los gustos y deseos de nuestra pareja para que puedan satisfacerse mutuamente de la forma que cada uno sabe que le gusta al otro.



 

2 comentarios:

  1. La ignorancia puede definitivamente perjudicar, pero pobre mujer con tal marido tan rebruto!!!

    yo me sé la historia de una mujer y su marido también, pero ambos fueron al medico preguntando si le podían hacer exámenes a su espora, ya que ella no quedaba embarazada... en fin, para no alargarlo, ellos eran dos humildes personas de un pueblo pequeño y nadie les explicó que la "entrada" está un tanto más adelante... todo el tiempo que intentaban tener un bebé, lo hacían anal... y uno queda con la boca abierta, pero es verdad que muchos no han oído NADA sobre el tema, ya que o son muy religiosos o sencillamente no es el "tema" para discutir.

    te mando un besote y gracias por pasar a "verme" :D
    ahora busco tu banner:d
    muaxxx

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  2. Hola Nenina,

    Muchas gracias por visitarme y por tu interesante comentario y si, a veces nos parece que estas historias no pueden pasar... pero pasan!! y mas de lo que nos imaginamos por la falta de educación sexual.

    Es importante que todos comencemos a educarnos y a conocernos para que que podamos disfrutar de la mejor manera nuestra sexualidad que una parte importante y fundamental en la vida de todo ser humano. Cuidate y seguimos en contacto. Besos.

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